Estoy cansada de estar
encaramada a mi cabeza
vigía de mi propia vida
espía de mi derrota
envidia de mi victoria
Alegre de poder
desde el abismo
verme ahí arriba
y de saberme capaz
de un regicidio
Tranquila de saber
que ahí abajo
saben del suicidio
Consolada de vivir
3 comentarios:
Alicia, sin duda escribes. Y este poema tiene, raíz de alas rotas, sus cautivados y sus cautivos.
Un beset,
Viktor
P.D.: con permiso lo pasé a mi blog. Merece un poco de nomadeo.
Gracias Víktor. Es poesía ya amarilleada, recordada y rescatada directamente de la servilleta encafetada. Mi ordenador estalló y perdí quince años de mi vida y con ellos el rastro de palabras que había dejado para no perderme. Algo queda, sin embargo. En bruto. Y su función es la misma: miguitas de palabras en el bosque de la red... para no perdeme, para no perderlas.
tomo nota, tiene su enjundia lo que comentas.
Buen viernes,
Viktor
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