Sylvia Townsend Warner - BENICÁSIM
Aquí descansamos un momento.NOTA: En Benicásim, en la costa mediterránea de España, se encuentra la casa de reposo para convalecientes heridos del Ejército Popular y el pabellón dedicado a Ralph Fox, financiado por el Comité de Ayuda Médica a España.
El aire está cargado de sol y sal y color.
Sobre la palmera y el limonero, sobre el cactus y la adelfa
reposa un polvo con polvo y sal y polen.
Y las brillantes casitas
en fila como papagayos posados,
y allá, rígida e inmediata,
se cierne la montaña.
Y me da la sensación de que hemos venido
a un paisaje del Aqueronte luminosamente pintado.
A lo largo de la playa
con descoloridos pijamas de algodón, en alpargatas,
deambulan los que se han levantado de la muerte,
los heridos, los mutilados, los tullidos.
O descansan desnudos, sus arriesgadas carnes al aire
salado, al recobrado sol,
o se bañan en este mar sin mareas, o se sientan a tocar la arena.
Pero este lugar es estrecho, estrecho en este espacio
engalanado de sol y ocio y calor, de regreso
a la vida y al consuelo de los vivos. Tuerce
(¡No tuerzas!) la vista hacia el interior:
allí, rígidas como la muerte e implacables, se alzan
las montañas – y al alcance de la mano.
David Marshall - HE PERMANECIDO EN ALERTA EN UNOS AMANECERES ASQUEROSOS
En el Jarama, los moros se arrastraban por detrás de los centinelas que guardaban el puente, rajaban sus gargantas y los mutilaban. El puente se perdió y en consecuencia, muchos hombres fueron asesinados.
He permanecido en alerta en unos amaneceres asquerososEwart Milne - CANCIÓN DEL MERCADO DE NOCHE
cuando incluso los insectos dormían
el amigo reclamado por el enemigo –una instrucción ridícula
ningún regimiento del ejército ni ningún botón bien lustrado
podría protegernos contra la patrulla oscura
la navaja silenciosa que raja la garganta
y derrama sangre a borbotones en todas las cavidades
el cerdo fascista echa raíces en nuestro jardín
y muchos hombres fueron rajados y otra vez rajados,
sus cojones embutidos en bocas rotas.
No habíamos esperado tal atrocidad
que franco utilizara a estos infieles
para fortalecer su cruzada más cristiana.
Por las plazas silenciosas
la guitarra suena alto.
¿Te acuerdas de Carlos, María?
Su canción encendida
encaramándose a la balaustrada
sobre la dudosa calma
del anochecer
¿Te acuerdas de Carlos, María,
ahora que los nobles han vuelto a sus castillos?
Polvo es su muerte, María.
Su sangre de poeta oxida
las azadas de los campesinos,
doblando sus espaldas
en los campos de olivos.
¿Te acuerdas de Carlos, María,
ahora que los nobles han vuelto a sus castillos?
La guitarra suena alto
por las plazas silenciosas.
Anónimo - EL INTERNACIONALISTA1
Ich came nach Spain im JanuarJames R. Jump
yo hablar seulement English
but jetz I say comment ça va,
wie geht`s, qué tal, tovarisch.
Ich fahre mit mein ambulance
in working shirt and panties,
no tengo tiempo por romance
y arbeit más duro que antes.
Wenn abend kommt, I say bon soir,
mi couvertures alles verloren,
ich bin sehr kal, but I am told
c`est la guerre, das der krieg, there`s a war on.
But underer dings ich hat gelernt
that mange ist nicht viel,
nosotros fleisch is sometimes burnt,
mit garlic, también huile.
Pero una idea es über alle,
an idea muy profundo,
we`ll arbeit schwer for Franco`s fall
und U.H.P. en todo el mundo.
Traducción de James R. Jump
CIGARRILLO COMPARTIDO
Hace medio siglo,
durante un breve recalmón en la batalla,
compartimos un pitillo,
el último de diez Woodbines2
que me habían enviado envueltos en un periódico.
Liamos dos cigarrillos esqueléticos
y suspiramos contentos
mientras tragamos el humo,
llenándonos los pulmones con dulce aspereza.
Más tarde aquel día te mataron
y enterramos tu cuerpo allí
en la montaña de Gandesa.
Cincuenta años después
todavía vagueas
en los márgenes de mi mente,
haciendo repentinas incursiones
en mi nebulosa memoria.
Sin previo aviso, aparece tu cara
y veo otra vez la sonrisa permanente,
los ojos destellantes,
la mal afeitada barbilla.
Entonces recuerdo cómo eras,
caído sobre tu ametralladora silenciada.
En el bolsillo de tu camisa hallamos
una pitillera vacía,
ni una hebra, ni una miga de tabaco.
Me alegró entonces
y todavía me alegra
haber compartido contigo, George,
el último Woodbine.
12 de julio 1988
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