lunes, 19 de septiembre de 2011

EL DORADO coordina la edición de CIUDADES INVISIBLES, de la revista Iguazú

Una de las primeras actividades de EL DORADO como asociación de Agitación Poética ha sido la coordinación de la sección CIUDADES INVISIBLES: VALENCIA, de la revista Iguazú, editada por la Universidad del País Vasco. Para la selección de los poetas hemos querido fijar nuestra mirada en aquellos creadores que todavía no habían participado en ninguna de las publicaciones de EL DORADO buscando la máxima pluralidad de voces y miradas que actúan en los circuitos poéticos de Valencia. Además hemos buscado que haya una fuerte presencia femenina, por un lado, algunas voces de fuera de Valencia que viven y crean en la ciudad, por otro, y presencia del valenciano en su expresión poética.

Finalmente los poetas que aparecerán en la revista Iguazú, cuyo punto en común es su poesía crítica y consciente de su entorno, son:

Begonya Pozo


Els geranis
Per Antonio Méndez Rubio

Sempre tornem al que fórem:
aquells geranis rojos
quasi sense flor
en l’hivern que no arriba

Pau Sif

 
Demà tornem
Al goig de viure l’amor foll

I més cafès amb un ditet de Terry
i aquestes grans petites vanitats
de calamars i d’entrepans o versos,
de les cançons, canals o carrerons
que en azimuts de fums alcen columnes
de cants d’amor al nostre clar cambrer.

Cantem, cantem, goliards, amics bells,
camins estrets de fil d’aram del temps
que la veu ve, però l’amor se’n va
com el treball del ritme dels rapsodes,
com les cançons d’estiu en cada platja,
com el meu cos i els vostres cossos bruns.

Cantem, ballem, amb el pudor ufà
dels farallons verticals de colors
escarolats en les mars retrobades.
I posa’m vi, cambrer, que no tenim
dret a cantar, però estigues tranquil,
demà tornem que avui no et puc pagar.
[Viatger que s’extravia ]


Sebastián Vítola

 
Canción para un analgésico

Que no duela la lluvia en la ventana:

el niño perdido en la playa gris,
la humedad del pasillo, la ruda en la puerta
casa vacía, un útero que llama,
lejos es un lugar que nunca va a existir.

Que no duela las fotos amarillas,
la naftalina trepada en el pulmón.
El tartamudeo del incomprendido,
los kilos de alguien que no quieren
y el día nuevo más negro que el futuro
del árbol seco la flor siempre creció.

Que no duelan los ojos de conejo,
pastillas en estéreo abrazando los parlantes,
el gusto a cal en la tráquea y toda la noche que entra en la nariz.
Que no duela el hombre, la anchura de un cielo negro,
los proyectos en penumbra
y el autorretrato de Vicente y la gasa en el costado.

Que no duela el domingo… que no nos duela el amor.


Carmen Megías


Invertebrada

La bola no gira o lo hace tan deprisa que ni siquiera se nota de este costado,
manos llenas, suaves,
un movimiento a la luz de la estrella equis construye silencio en la columna.

Agotándose agazapada mira por la ventanilla llena de voces,
estremecida se alivia con la que crece y decrece y se llena y vacía de nuevo,
llena de incomprensión, vacía de mundo y tierra,
vacía de luz en una noche como cualquiera y esa punta,
flecha de trayectoria dual dividida evocando carácter al perfil de las letras.

Ha enloquecido el aire sobre el tejado rojizo de un apego en blanco y negro,
una mecedora de mimbre mece sus cuerpos invertebrados en la orilla,
se va cogiendo y sigue meciéndose la silla en el porche de la lluvia.
 Lorena del Hierro

 
Háblale

Háblale de la calle de la luz que enrojece la carne,
háblale del estanque de piedra
de lo lejos de las zapatillas con los cordones así,
háblale de la mesa y sus miserias,
de lo callado del lugar cerca de la salida,
de siete cabezas de tigre mordiendo un pedazo de sueño
háblale del calor,
de lo inmenso de un unos dedos al rozar,
de las palabras que se rompen en los dientes.

De los hijos que no maman háblale,
del resto del insulto dentro de la boca,
háblale del tumor
de las escupideras invisibles
de la música turbadora
de los días raros,
de que las flores huelen a hermético
y los perros no miran hacia atrás,
de la lluvia que no empapa las caderas intangibles
de un río háblale.

Háblale y dile que la cantidad no funciona
que los ciclos ciclos son
que la sonrisa es una mala actriz
y que del cielo caen los muebles desordenados, otra vez.

Dile que la vieja es el fantasma que camina haciendo sombras con un plato y un vestido azul.




Clara Carbonell

 
Búscame que vengo lenta,
la nocturna dejó Balancearse
para vagar en Cielo Torvo.

Manantial del acoso celeste,
turbina de un amor en quiebra,
recoge una a una las migas de este pastel
que un día nos dio la sonrisa,
barre el lodo de la memoria
y méceme sobre la loca maraña de los excesos.

Muéstrame el blanco donde hubo sangre,
donde nos habitó la miel, el beso,
enséñame la desnutrida siembre
que alimentó mejillas
y calor entre labio y labio.

Desciende por la piel del desencanto,
dame fuerzas para sostener el bastón de la caricia,
riega, inflama, dilata la compasión que me queda
para desligar la toxicidad a un suspiro.

Abrir de nuevo,
ver el vértigo de la ceniza.


Raúl Lago

 

Para que un bocadillo
no te agriete el cielo
hay que darle la vuelta...
y que no se sepa lo que lleva dentro
jamón o mortadela
queso o mondas de naranja.
Para que un bocata
no te raje el vientre
hay que darle mordiscos pequeños
para disimular el hambre
y olvidar
que los meses son adultos.
Para que un bocadillo
no te rompa el cielo
hay que compartirlo
follar en un cajero
y dormir descalzo
con una alfombra de cartón
a la puerta de tu casa.


La revista estará en las librerías a partir de noviembre, momento en el que organizaremos una presentación en Valencia y otras ciudades españolas.

No hay comentarios: