Tenía 14 años, nació en un campo de refugiados
vivía en Somalia, un país donde
lo terrible siempre puede ir a peor,
Asha estaba enferma, padecía epilepsia,
la lapidaron el otro día en Kismayo,
junto a la frontera keniata
o sea la enterraron hasta la cintura,
la ataron de pies y manos y le arrojaron piedras
hasta provocarle la muerte,
mientras una turba enloquecida,
vil y miserable la insultaba,
silenciando sus gritos de inocencia,
condenándola a una agonía atroz,
a una pobre niña de 14 años.
Su delito, ir sola por la calle
la tarde del sábado, cruzarse con
tres santos varones, que
la secuestraron,
la llevaron a la playa y la violaron,
su padre decía que era muy dulce y humilde,
pero ella denunció a sus agresores,
el tribunal islámico que la juzgó decidió
que ella era la culpable
--así borraban todo rastro del crimen0 ,y
absolvió a sus violadores, creyentes de
una religión que ampara a los asesinos de niñas.
El día de la ejecución se juntaron un millar de fieles
a contemplar el espectáculo,
les dijeron que iban a lapidar a una mujer
de 34 años, bígama, prostituta, adúltera,
cuando algunos testigos vieron
que era una niña a la que ponían el capuchón
intentaron ayudarle, pero fue en vano
las milicias islámicas dispararon sus fusiles,
fabricados seguramente por alguna empresa europea
contra ellos,
resultado: un niño muerto y seis heridos.
Este es el pavoroso mundo en el que vivimos
mientras decidimos
tomando otra cerveza, si
estamos o no en crisis.
Félix Menkar uno de noviembre de 2008
1 comentario:
Tal vez deberíamos, en este complicado mundo, buscar a la humanidad... Yo lo hago cada día, aun no la he encontrado y a estas alturas ya no espero encontrarla.
Tal vez sea algo distinto de lo que busco..., tal vez no exista.
¿La has encontrado tu?
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