domingo, 2 de noviembre de 2008

Asha


Tenía 14 años, nació en un campo de refugiados

vivía en Somalia, un país donde

lo terrible siempre puede ir a peor,

Asha estaba enferma, padecía epilepsia,

la lapidaron el otro día en Kismayo,

junto a la frontera keniata

o sea la enterraron hasta la cintura,

la ataron de pies y manos y le arrojaron piedras

hasta provocarle la muerte,

mientras una turba enloquecida,

vil y miserable la insultaba,

silenciando sus gritos de inocencia,

condenándola a una agonía atroz,

a una pobre niña de 14 años.

Su delito, ir sola por la calle

la tarde del sábado, cruzarse con

tres santos varones, que

la secuestraron,

la llevaron a la playa y la violaron,

su padre decía que era muy dulce y humilde,

pero ella denunció a sus agresores,

el tribunal islámico que la juzgó decidió

que ella era la culpable

--así borraban todo rastro del crimen0 ,y

absolvió a sus violadores, creyentes de

una religión que ampara a los asesinos de niñas.

El día de la ejecución se juntaron un millar de fieles

a contemplar el espectáculo,

les dijeron que iban a lapidar a una mujer

de 34 años, bígama, prostituta, adúltera,

cuando algunos testigos vieron

que era una niña a la que ponían el capuchón

intentaron ayudarle, pero fue en vano

las milicias islámicas dispararon sus fusiles,

fabricados seguramente por alguna empresa europea

contra ellos,

resultado: un niño muerto y seis heridos.

Este es el pavoroso mundo en el que vivimos

mientras decidimos

tomando otra cerveza, si

estamos o no en crisis.

Félix Menkar uno de noviembre de 2008

1 comentario:

CharlyChip dijo...

Tal vez deberíamos, en este complicado mundo, buscar a la humanidad... Yo lo hago cada día, aun no la he encontrado y a estas alturas ya no espero encontrarla.

Tal vez sea algo distinto de lo que busco..., tal vez no exista.

¿La has encontrado tu?