Ha entrado a formar parte de mi vida, mis espacios y mi entorno más íntimo uno de esos sitios que sabes van a marcar el inicio de una etapa crucial.
Son muchos cambios y es bueno identificarlos con un espacio que haces tuyo, que interiorizas, y de éste me he enamorado a primera vista. Se llama El Dorado y, como la mítica ciudad eternamente buscada, representa para mí el encuentro de un sueño. Aún no os lo he dicho: es un bar. Bueno, es más bien una cafetería con sabor a viejo pub americano, ambiente agradable y tranquilo que invita a pasar horas leyendo o conversando, soñando y escribiendo en la intimidad de un rincón apartado, a pasar las tardes lluviosas, como la de ayer.
El Dorado, además, no va a ser sólo un bar. El arte está en cada rincón: pintura, fotografía, cómics,... en las paredes; habrá poesía, tertulias, teatro pequeñito y buena música. No puede ser de otra forma.
Cuando entras, sientes que el mundo se ha quedado afuera. Que has traspasado una especie de frontera temporal y te has trasladado a otra época, a un mundo paralelo, donde todo es calma y jazz. Yo les diría a los médicos que lo recetaran ya contra el estrés. Un almuerzo a media mañana y se te van todos los males.
Se lo acaba de quedar mi compañero Isaac, así que voy a pasar muchas horas allí. Mañana es la inauguración (Ya sabéis los de Valencia, en la calle Alzira, 25 - junto a la calle Jesús, estáis invitados) y, de verdad, espero que para mí, para él y para todos los que han depositado su confianza en nosotros... también para los buscadores de sueños, sea El Dorado...
2 comentarios:
Compa, por allí hemos de pasar a bebernos alguna que otra noche de poesía y amistad.
Un beset
Viktor
Víktor: os espero, como siempre. a ver si os lío esta noche después de Bostezos.
Un beset
Publicar un comentario