jueves, 3 de julio de 2008

VOLVER POR CUARENTA Y TRES LINEAS DE VIDA


En memoria de las víctimas y familiares de la Catástrofe del 3 de julio en la Línea 1 del Metro de Valencia, de la que El Cuervo nada quiso saber.

Ganarás la luz”

León Felipe




I


de las escaleras, del sentir su ancho temblor,

de la espera y el alarido, ¿cómo no mirar

la triple cavidad de su quebrado tiempo?

astillas

entre arterias entre hierros entre huesos.

tienes razón, hay que aprender

a obedecer

las señales del silencio en los cartílagos pelados,

el lenguaje

reconocible entre los días sin retorno de los desaparecidos.

sumar y seguir sílaba a sílaba diciendo sus nombres

que no olvidamos

que no perdimos para nada.


¿qué avance?

cuarenta y tres huellas del silencio:

Su ‘nunca’ pide otra escucha.


y un cuervo mira impasible.


II


en el convoy, hermanados en un amasijo de cristales y uñas,

la involuntaria hueste

truncada en la mariposa de un no quiero.

cuarenta y tres líneas de Metro se unen en Valencia

cuarenta y tres tendones sobre el olvido

cuarenta y tres trincheras en las calles de la esperanza

cuarenta y tres billetes de ida al pecho.


y un cuervo mira impasible.



III


curva y carrera.

velocidad, obstinación, desastre:

los más

veloces no ven a nadie, no ven nada:

ni a los niños ni a quienes les esperaban ni a los papeles

del inmigrante, ni los papeles administrativos

ni a la sonrisa del abuelo, ni el aguijón del alacrán.


y un cuervo mira impasible.


IV


ojo lo que vi.

pasaron de largo,

apresurados en su serrar desembarcos,

apresados en la trampa de metales.

curva voraz del despropósito,

surco súbito,

sin peldaños de salida.

y un cuervo mira, impasible


V


el tiempo oblicuo como una guadaña


¿en qué manos ahora?


y un cuervo mira impasible



VI


sin prisas arde una llama. una trenza imposible

atraviesa las estaciones de todo el mundo

en un querer de agujas concertadas con la vida.

lo que no se ve

qué otros todavía tienen y nos reclama

su fértil sangre,

en la aterida memoria, como un rosal engañado.


y un cuervo mira impasible.



VII


no. su no volver.

su no volver

espera frente a frente con el mediodía

que bajes y mires:


¿quién inaugura hacia el fondo la herida?

¿quién, huérfano aun,

nos traerá otra visión?


¿quién, en las cuarenta y tres ausencias esta vertiendo el claror

inaudito?


¿quién en su raíz de alas rotas - qué no puede volar -

arde y ruge, sella un silencio,

truena en la cuna de los arcenes,

se deja para ganar lo perdido

y volver por cuarenta y tres líneas de Metro? .


cuarenta y tres besos, cuarenta y tres rosas

y cuarenta y tres gritos ganan la luz ahora:


en vuestra memoria, ondean sus claridades.

en vuestras manos sin frontera…

y ganará la corneja al cuervo la partida.

y ganará el recuerdo un saldo de justicias.



Víktor Gómez

Valencia, 29 de junio de 2008

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