domingo, 8 de enero de 2012

Felipe Zapico, el poeta desobediente

Conocí a Felipe Zapico el año pasado en Valencia. Fue como conocer a un torrente de agua fresca y salvaje: Felipe no calla, ni con sus versos ni con su cámara. Retrata el mundo con cada palabra, el suyo más personal, esas historias de amor y desamor, y esa sociedad que no movemos. Este domingo lo tendremos en Toledo compartiendo sus poemas con nosotros y podréis sentir, como yo lo hice, el efecto Zapico.


Felipe Zapico Alonso.  León (1960). En el instituto ganó un concurso de relatos dotado con 2.500 pesetas por esas fechas publicó su primer poema en la revista  Diente de León. Preocupado por los comentarios en el barrio ocultó sus veleidades literarias durante un par de décadas, dedicándose entre tanto a ejercer de limpia cristales, jefe de sala de bingo, montador de plazas de toros portátiles,  estanquero, camarero, mozo de espadas,  manager de grupos musicales, gestor cultural, actor, fotógrafo, bloguero y profesor universitario. En 1983 formó Deicidas, a lo que dedicó su vida hasta el año 1993, con varios discos y múltiples actuaciones. En julio de 2008 se publica su libro de poesía Tragos en la colección Traviesas de Poesía. En diciembre de 2009 se edita Litro de versos, en Eolas. En el años 2010 participa en el libro de relatos Simpatía por el relato. Ha colaborado con El Casco y en Vinalia Trippers. Ha recitado sus poemas en múltiples bares, librerías e incluso bibliotecas.  Como desobediente compulsivo se encuentra en estado de indignación permanente.







He cursado enseñanzas no regladas
acerca de las definiciones estéticas.
He aconsejado a diversos vagabundos
sobre su triunfo en los negocios.
He subsanado errores de bulto
en los paquetes.
He recorrido más de una milla
sin poder decirlo en quilómetros.
He sulfatado las ideas mohosas de varios filósofos, muertos,
y los capullos se han abierto desparramando lindos gusanos.
He recreado, en fin,
dos o tres películas viradas,
un par de jaulas de canarios,
cinco neumáticos recauchutados;
renunciado por ello a la presidencia del círculo católico de mi ciudad.

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