lunes, 13 de octubre de 2008

Qué hacemos cuando el mirlo sólo canta para nosotros

Por Alicia Martínez


I

Ojos. Ojos verde selva me miran cenitales

Los siento indómitos... aquí. En el estómago.


Me abro a tus ojos

me entrego a tus dedos

tus labios me rompen

resquebrajan mi presencia

que resbala sobre el tronco


Me llevo tus ojos blandos

ansiosos de respuesta


II

¿Sabes esas orugas verdes

viscosas y resbaladizas

que lucen en la negrura

de la habitación

cuando aprietas los ojos?

Así me siento cuando me tocas:

Primitiva, original

blanda y reluciente


III

Hay momentos tan poéticos

Momentos invadidos por la lírica

tan profundos y claros

tan llenos de verso desnudo

que se escapan del poema

Queda el recuerdo:

noche en blanco

fatalidad de hierro

juego de cartas

sexo en la barra

Silencio. Calor

Y nuestra soledad de dos

hacia un amanecer incierto


Julio de 2008

4 comentarios:

Unknown dijo...

Quizás tus sensibles ojos de poeta no deberían posarse en este artículo:

http://www.papelenblanco.com/2008/10/14-la-poesia-me-parece-una-estafa

Yo sólo te recomiendo el verso final de Almodóvar: "hagas lo que hagas, ponte bragas".

Marinel dijo...

Precioso poema entre arrebatos de amor etéreo y carnal.
Me ha gustado mucho.
Un beso.

ALICIA MARTÍNEZ dijo...

Ay! Pablo: qué debate más antiguo. Besitos

ALICIA MARTÍNEZ dijo...

Muchas gracias Marinel.