A las 23:00 la tendremos en el bar para compartir con todos los que gustéis de acercaros por acá su poesía. Para que le sigáis la pista a Núria os dejo algunos enlaces y una selección de poemas de Tablas de Carnicero.
poemas del libro tablas de carnicero
(luces de gálibo editorial 2010) de nuria ruiz de viñaspre
“das belleza al horror, ese es tu mayor talento”,
le decía a Djuna su amiga Emily Coleman
djuna barnes
in crescendo
la paz que venía de los ojos del buey-prado
el peso del amor que venía de la paz
que venía de los ojos del buey-prado
el disparo que atraviesa el peso del amor que venía
de la paz que venía de los ojos del buey-prado
la apilada carne tras el disparo que atraviesa
el peso del amor que venía de la paz
que venía de los ojos del buey-prado
tras el disparo que atraviesa el peso del amor
que venía de la paz que venía
de los ojos del ahora buey-muerto
¿por qué razón habrá el caballo
de parecernos siempre desnudo,
y no el ganado vacuno?
m. a. ortega
no la toquéis más
no despellejéis la costumbre de su traje
su cuerpo es hoy el tesoro
que exprime la mano más cobarde
esta res que yace a vuestro lado
lleva su futuro despedazado
en alguna pradera o calle bombardeada
soltad sus pequeños trozos de carne
saltando por los aires
soltadlos
la espera asfixia la propia ambigüedad
del camino confuso de su boca
su estómago reposa en el eje de una báscula
y ahora toda ella es esfera acuosa de silencio
es hora de contar la desesperanza
de romper el hielo para diluir la espera
de disolver otras redes de tortura
ayer su cabeza predecía su huida
pero ahora yace acomodada e inédita
en esta balanza de imaginería antigua
nunca aprendimos la diferencia
del destino de la cuchilla que disecciona
nos pasamos la vida construyendo mesas de carnicero
sobre el esbozo de nuestras propias mesas de comedor¡qué gran fiesta de comensales vacunos!
con una luna de cuchilla corva
como una luna guillotina suspendida en aire
tramaron el corte limpio en la oscura tarde
ya lo hacía antaño el cirujano
y como el carnicero -más mugriento-
poda la carne en la jornada
con ese acunado láser de cuchillo
separaron limpiamente la carne de tu hueso
para sazonar lo uno y degradar el resto
pero recuerda que en esta tundra de hambrientas bocas
tú eres lo que comes
por eso, por eso la osificación
será siempre nuestra herida elocuente
el sistema que programa la computadora que alarma al banquero que alerta al embajador que cena con el general que emplaza al presidente que intima al ministro que amenaza al director general que humilla al gerente que grita al jefe que prepotea al empleado que desprecia al obrero que maltrata a la mujer que golpea al hijo que patea al perro
eduardo galeano
ninguno de nosotros sobrevivirá a nuestro propio peso
seguiremos comiendo y bebiendo frente a un televisor
que va sumando muertos en nuestro contador casero
nuestro contador casero
aquel calendario de muerte sujetado con un imán
en la pared frigorífica de nuestro pecho y que reza algo así como:
¡no interrumpir nunca la comida por el muerto de la tele!
¡no interrumpir nunca la comida por el muerto de la tele!
ninguno de nosotros -telespectadores expectantes-
sobrevivirá a nuestras propias vacas mancilladas
sólo el mundo resistirá porque el mundo es un establo
por eso la colina nunca será ceniza
eso sí, televidentes ya muertos, nos parecerá distinta
retransmitirán nuestras propias muertes
mientras recordamos aquella sentencia antigua
imantada en el frigorífico de nuestro pecho:
¡no interrumpir nunca la comida por el muerto de la tele!
¡no interrumpir nunca la comida por el muerto de la tele!
será una muerte sin tregua, es cierto
sin lucha, sin afán y sin lamento
y seremos ejemplo para abatir
las cabezas de las reses más orgullosas del mundo
como una luz tenue que muere en la sombra
como una tempestad en el establo
que nos embolsará más allá del límite radiante de alguna colina verde
pero entonces, vienen las contradicciones
o sea, la razón
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