lunes, 19 de mayo de 2008

Bostezos saldrá en octubre




La noche comenzó fuerte desde el principio puesto que nada más llegar (me fui sola y sin saber si iba a encontrar gente conocida, por lo tanto bastante más abierta que en otras circunstancias al diálogo, la conversación y el intercambio de experiencias), me encontré con la redacción casi al completo del Mini Diario (el gratuito decano de Valencia). Ellos me presentaron a un compañero de la editorial Cocó, Eduardo Almiñana (Gracias Félix por el apunte) que edita libros de poesías y está perpetrando su primera novela. Gente interesante, pensé. El local era perfecto para el colegueo literario y comencé a lanzar mis dardos. A Eduardo le propuse que presentaran sus libros en el bar musical El Dorado que ha abierto mi amante (yo ya le he dicho que somos marido y mujer -nos casamos después de diez años como compañeros sentimentales el pasado 1 de dciembre - pero él insiste en que le llame amante que suena más hermoso). A un compañero de Magatzems, increíble el sitio, le pregunté si alquilaban el local para ensayos de teatro (ya os contaré este proyecto en otro momento) y me emplazó a quedar otro día. La noche va bien pensé.

Entonces comenzó la presentación de Bostezos. La idea resulta muy tentadora y si la realidad coincide con el proyecto seré ávida lectora. Me pareció una mezcla entre un Debats (revista de reflexiones y pensamiento del Instituto Alfonso El Magnánimo) y La Codorniz (revista que debería haber resucitado hace años). Ellos la presentaron como un medio a mitad camino entre una revista y un fanzine. Me gustó fantasear con la idea del redactor jefe advirtiendo a un sesudo profesor universitario que aligere el texto de sus artículos con algo de humor fino y menos referencias bibliográficas (ya les ha pasado). Desternillante. Hubo bastantes preguntas. Que cuáles iban a ser los criterios de selección de artículos, que dónde había que enviar los textos, que si iba a haber literatura,... Todas fueron contestadas con diligencia y humor. Había muy buen rollo. El local estaba lleno de buena gente que camina y piensa. No sé si hubo alguien que preguntó si pagaban a los articulistas. A mí me hubiera gustado preguntar, lo pensé luego -últimamente estoy falta de recursos - quién había detrás. Y es que soy desconfiada por naturaleza y me pareció un producto muy bien pergeñado, perfectamente estructurado, con un diseño especialmente bueno y profesional, como para salir de allí con la idea de que estábamos asistiendo a la presentación de un medio alternativo al mercado. Se financiará con publicidad, se distribuirá por toda España y costará 5 euros.

El power point que prepararon fue magnífico. Viéndolo y escuchando el discurso en off llegué a concebir una idea que seguro no gustará a los promotores (a lo mejor sí): "parece - pensé- el gratuito de las revistas académicas". A renglón seguido me mordí la lengua no fuera a decir una inconveniencia. Soy una tía prudente. De la actuación de Héctor Arnau, el último poeta de Russafa, qué decir que no se quede corto. Los pelos como escarpias, la conciencia agitada y las lágrimas imparables. Todo un descubrimiento para quien ha estado diez años alejada de la escena del café y la cerveza. Para entonces ya habían llegado Víktor y Juani con más compañeros poetas y la noche parecía dispuesta a completar la cuadratura del círculo... Sin haber cenado, con un litro de cerveza encima y con la promesa de acabar la noche en El Dorado (había empezado repartiendo flyers - a mí me gusta seguir llamándolas hojas volantes - por los restaurantes de la zona) nos fuimos del Magatzems antes de que Arnau pusiera punto y final a su explosión. Una pena. La única de la noche. Luego vinieron más cervezas, más palabras, más contactos y el recuerdo de una madrugada inolvidable.

(Las fotos son de Héctor Arnau y de El Dorado donde acabamos al noche... No tengo de la presentación)

1 comentario:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Qué bueno.

Es muy agradable leer tus reseñas. Más aún cuando uno participó con su escucha y sed en una noche emocionante.

Un beset

Viktor